La estigmergia es uno de los siete enanitos de mi ensayo anarcoutopía, mi indagación en busca de ese utópico modelo de colaboración, que no solo no limite nuestras libertades individuales sino que las ponga en valor, que las de fuerza, que las «empodere» como se dice ahora de manera pomposa. Para mí es uno de los ejemplos más claros de idea con enorme potencial que se mueve aun en los márgenes del pensamiento convencional, una de esas ideas en este caso no proscrita, simplemente ignorada por puro desconocimiento. Una idea que merece (y tarde o temprano tendrá) una oportunidad.
En este post quiero detenerme brevemente en la conexión que existe entre estigmergia, organización y política, y en concreto en uno de los ejemplos más precoces que conozco, el ensayo de Heather Marsh Binding Chaos1 que, de manera clara y sucinta, expone las limitaciones de la democracia actual, y la necesidad de superar el concepto por medio de la búsqueda de nuevas herramientas para una colaboración en la que prime y se potencie a la persona, el individuo.
Estigmergia
El concepto de estigmergia1 fue introducido en 1959 por el zoólogo francés Pierre-Paul Grasse, y supuso un paso importante en la comprensión de los mecanismos que subyacen a la aparición, regulación y control de las actividades colectivas en los insectos sociales. Pierre-Paul Grasse observó a las termitas mientras construían nidos primitivos (orden) a partir del barro (desorden) a través de un proceso cooperativo al que llamó estigmergia: trabajo que estimula más trabajo. Fue uno de los pioneros en la teoría de la complejidad que reconoce la importancia de la autoorganización en la sustitución de aleatoriedad (alta entropía) con estructura (baja entropía). Aunque su foco inicial fueron los insectos sociales, el potencial de la estigmergia es inmenso. Su ingrediente esencial es la cooperación sin control central.
Francis Heylighen2 ha rastreado la difusión gradual de la idea de Grasse como una teoría prácticamente desconocida durante los primeros treinta años posteriores a su concepción, hasta aproximadamente 1990, cuando se reconoció como una explicación de por qué algunos sistemas desordenados se autoorganizan y forman sistemas ordenados sin un modelo o sistema de control centralizado. Desde ese momento, el concepto de estigmergia se ha utilizado para analizar la autoorganización en una gama cada vez más amplia de dominios que incluye los insectos sociales, la robótica, las comunidades web y la sociedad humana. Por primera vez se toma conciencia de que la cooperación, no la competencia, puede producir sistemas de orden superior.
La estigmergia hace posible el desarrollo de una actividad compleja y coordinada sin necesidad de planificación, control, comunicación (tal como suele ser entendida), presencia simultánea o incluso conciencia mutua. Esto hace posible que el concepto sea aplicable a una amplia variedad de casos, desde las reacciones químicas hasta la cognición individual o colaboración en Wikipedia que hace posible Internet. No obstante, a pesar de su ubicuidad y de su vital importancia en muchos sistemas complejos, la estigmergia es una propiedad todavía poco conocida y aun menos entendida y, en consecuencia, su verdadero potencial sigue subestimado.
Gran parte de la literatura sobre procesos complejos como la evolución darwiniana se centra en la competencia. Los sistemas más complejos y robustos evolucionan a partir de sistemas más simples y frágiles a través de un proceso de emergencia competitivo. De manera gradual, la evolución de sistemas complejos de orden superior a través de la cooperación ha ido tomando forma como una teoría que explica cómo los sistemas de baja entropía pueden desarrollarse a partir de sistemas de entropía más alta. Es decir, como en los sistemas vivos, la aleatoriedad parece conducir a la estructura, una idea completamente contraintuitiva.
Los sistemas estigmérgicos evolucionan tomando señales del propio estado del trabajo, sin necesidad de un supervisor. El estado de desarrollo del trabajo está codificado en el propio trabajo. El estado del trabajo más los marcadores estimulan el trabajo posterior. De esta manera, el desorden es paulatinamente reemplazado por el orden y surge un producto de trabajo terminado.
La cooperación a través de la retroalimentación reemplaza la adaptación a un entorno competitivo en el modelo de emergencia darwiniano. La desviación de las teorías darwinianas clásicas de emergencia puede explicar por qué la estigmergia ha tardado tanto en ser reconocida como una propiedad fundamental de muchos sistemas autoorganizados complejos. La cooperación ha permanecido en un segundo plano en relación con la competencia. Desde la década de 1990 se ha ido produciendo un cambio en el pensamiento científico. La aparición de internet y de proyectos icónicos como de desarrollo de software de código abierto y muy especialmente Wikipedia y las redes sociales, nos han hecho tomar conciencia de este tipo de colaboración y emergencia estigmérgica que poco a poco se van extendiendo cada vez más.
Los problemas de la democracia
La democracia es un concepto fracasado3, no porque no lo hayamos implementado correctamente, sino porque su idea era defectuosa en origen. Los defensores de la democracia como sistema de gobierno sostienen que producirá la mayor satisfacción entre los gobernados al permitir que se escuchen las voces de todos.
La democracia “real” está, en el mejor de los casos, a un sólo paso de la oclocracia o el gobierno de la mafia4. En una sociedad donde la mayoría crea las leyes, las leyes siempre pueden cambiarse para permitir los juicios de brujas de Salem, las comisiones militares de Guantánamo o cualquiera de los muchos otros ejemplos donde el pánico masivo permitió revocar años de respeto de la legalidad para perseguir a una minoría.
Hay dos opciones que comúnmente se consideran nuestras opciones democráticas: democracia directa y representativa.
Democracia directa: La democracia directa pura es una tiranía pura de la mayoría. Cuando una mayoría gobierna, no hay necesidad de compromiso y la minoría no tendrá sus necesidades representadas. Como en todos los sistemas donde los grupos tienen el poder, los derechos individuales están siempre en riesgo.
Nadie tiene tiempo y capacidad para participar en todas las decisiones que le conciernen y, ciertamente, menos aún para educarse a sí mismo y poder aportar una contribución significativa en cada decisión relevante. Para tomar las mejores decisiones se requiere conocimiento y experiencia en cada tema, pero la opinión de los expertos se ve anegada por el volumen de opinión.
La democracia directa no proporciona las mejores soluciones, sino las más populares, las más convenientes o incluso simplemente las más publicitadas. Con mayor frecuencia a medida que la decisión se vuelve más compleja.
Hoy algunos ven la democracia directa como una alternativa a la fallida democracia representativa dominante. El Partido Pirata, por ejemplo, utiliza la democracia líquida como idea para vincular los votos a la experiencia e incorporar aspectos de la democracia directa dentro de un sistema representativo, pero esta es una idea reciclada de la democracia histórica que fue superada por una buena razón.
Democracia representativa: La democracia representativa evolucionó como un medio para superar algunos de los defectos más evidentes de la democracia directa. El resultado es un sistema donde los derechos individuales son negociables, la intolerancia es una constante y la acción se lleva a cabo sin debate público. La democracia representativa está diseñada, no para preocuparse por los derechos individuales, sino para preocuparse por un nombre (un lema) con el que cada persona pueda sentirse identificada y por la fuerza que el grupo de presión asociado con ese nombre o lema pueda ejercer. La democracia representativa es divisiva, ineficaz y se basa en principios imposibles.
La democracia representativa se mueve por el impulso de la personalidad. A un líder carismático se le otorga una autoridad que rara vez se corresponde con la pericia o experiencia. Los grupos de poder y las corporaciones contribuyen en grado extremo a agudizar los aspectos más problemáticos de la gobernanza actual
Caos vinculante
Dos ideas clave:
Afiliación de grupo: La mejor herramienta para hacer que la gente moral cometa atrocidades es la afiliación a un grupo. La mejor herramienta para promover la igualdad y los derechos humanos globales es acabar con la afiliación grupal.
Sistemas impulsados por ideas: Si en lugar de apoyar «nombres», apoyáramos ideas y acciones, sería mucho más fácil mantener nuestros principios en cualquier situación.
La mayoría de los sistemas hoy están a cargo de organizaciones competitivas. La competencia crea redundancia, es lenta y desperdicia recursos en la protección de ideas, la publicidad y otras muchas cosas. La competencia también requiere una confidencialidad que supone una barrera para el progreso, requiere auditoría y provoca la pérdida de oportunidades e ideas. Las patentes y los derechos de autor limitan aún más la velocidad y el potencial para la entrada de nuevas ideas. La colaboración entre las personas con mayor experiencia no ocurre a menos que estén contratadas para el mismo proyecto.
La alternativa a la competencia ha sido tradicionalmente la cooperación. La colaboración es efectiva solo en grupos de entre dos y ocho personas. Para grupos de más de 25, la colaboración se torna terriblemente lenta, en un ejercicio de manejo de la personalidad que degenera rápidamente. Los sistemas basados en la cooperación y el consenso suelen estar dominados por personalidades extrovertidas que toman decisiones para controlar el trabajo de los otros.
La historia nos muestra que no hay ideas drásticamente innovadoras que hayan recibido una aceptación generalizada instantánea y la historia muestra también que las ideas radicalmente nuevas suelen ser el resultado de una visión individual.
En un entorno competitivo, una nueva idea se guarda con el mayor celo, se protege legalmente y se mantiene en secreto. Los colaboradores trabajan para el propietario de la idea, no para la idea. Su contribución debe ser recompensada por el propietario, lo que limita aún más el potencial de desarrollo y desperdicia más recursos en acuerdos legales, juicios, etc5.
Si por el contrario, la idea se desarrolla de manera cooperativa, primero ha de ser lanzada por el creador, quien deberá persuadir a un grupo para que adopte su idea. El grupo tendrá que estar de acuerdo con la idea y con cada una de las etapas necesarias para su desarrollo. La mayor parte de la energía y los recursos se consumen en comunicación, persuasión y gestión de personas y personalidades. El entorno de trabajo está plagado de discusiones y luchas de poder. El grupo por otra parte es competitivo con otros grupos de proyectos externos similares y, en consecuencia, como en todo entorno competitivo desperdicia recursos y energía en el secreto, la evangelización competitiva, etc.
La estigmergia no es competitiva ni colaborativa en el sentido tradicional de la palabra. En un entorno estigmérgico, la idea inicial se ofrece libremente y el proyecto es impulsado por la idea, no por una personalidad o grupo de personalidades. Ningún individuo necesita permiso (competitivo) o consenso (cooperativo) para proponer un idea o iniciar un proyecto. No es necesario discutir o votar la idea. Si una idea es estimulante o necesaria, atraerá el interés y, por tanto, a personas que se involucrarán activamente en su desarrollo y que estarán dispuestas a esforzarse para llevar el proyecto adelante, no simples votos vacíos de personas con poco o nulo interés por la participación. Puesto que el proyecto es apoyado o rechazado en base al esfuerzo aportado (prueba de esfuerzo), no a votos vacíos, las aportaciones de las personas más comprometidas con la idea tendrán un peso mayor.
Mediante la estigmergia las personas mantienen el control de su propio trabajo. Nadie necesita el permiso del grupo para ratificar en qué sistema ha de trabajar o a qué parte contribuir. Evangelizar la idea es voluntario. El secreto y la competencia son innecesarios.
En lugar del modelo corporativo tradicional de adquisición y expansión sin límites, la estigmergia fomenta la división en nodos. Como cada individuo es responsable únicamente de su propio trabajo y nadie puede dirigir a un grupo de trabajadores, la expansión significa más trabajo para el individuo, lo que establece un límite natural. Cualquier nodo puede desaparecer sin afectar la red, y la funcionalidad necesaria de ese nodo podrá ser utilizado por otros. Los nodos que descubran que están realizando las mismas tareas probablemente se unirán, o uno de ellos quedará obsoleto por falta de uso. Los nuevos nodos solo se crean para satisfacer una nueva necesidad o proporcionar una mayor funcionalidad.
En definitiva, un nuevo sistema de gobernanza o colaboración que no se rija por el modelo jerárquico competitivo deberá emplear la estigmergia en la mayoría de sus sistemas operativos. No es razonable ni deseable que el pensamiento y la acción individuales estén sometidos al consenso del grupo en asuntos que no afectan al grupo y es materialmente imposible llevar a cabo tareas complejas si todas las decisiones deben presentarse para su aprobación. Esa es la mayor debilidad del modelo jerárquico. El éxito de numerosos proyectos de internet es el resultado de la estigmergia, no de la cooperación, y será la estigmergia la que nos ayudará a construir de manera rápida y eficiente, y nos permitirá alcanzar resultados mucho mejores de lo que cualquiera de nosotros puede prever.
A modo de conclusión activista
Por acabar con mi propia conclusión. No creo en las recetas mágicas. Con toda probabilidad cualquier nuevo sistema nos planteará nuevos retos y dificultades que será necesario salvar. Por eso mi anarcoutopía fue concebida como utopía. Pero creo firmemente en la capacidad de la razón, el conocimiento y del ensayo calculado, y que negarnos a intentar el cambio es producto del miedo, un miedo en el que el poder establecido invierte con determinación.
Las ideas que soportan nuestras organizaciones, la democracia representativa en particular, son comparables a la tecnología del hacha de piedra. Vivimos en la edad de piedra de la organización. Basta ya de repetir que “la democracia es el peor sistema de gobierno, si se exceptúan todo los demás”, cuando apenas entendemos y hemos explorado las posibilidades de la colaboración.
____________________
(1) Bonabeau, E. (1999). A Brief History of Stigmergy Guy Theraulaz. Artificial Life 5, 97–116.
(2) Heylighen, F. (2016). Stigmergy as a universal coordination mechanism I: Definition and components. Cognitive Systems Research 38, 4–13.
(3) Este apartado y el siguiente «Caos vinculante» son un extracto de Binding Chaos: Marsh, H. (2013). Binding Chaos: Mass Collaboration on a Global Scale (MustRead Inc.). Existe una traducción al castellano titulada Enlazando el caos. Prefiero Caos Vinculante, que no soy el primero en utilizar.
(4) Qué otra cosa es si no esta un partido político.
(5) El mercado de trabajo y la gestión de recursos humanos en la empresa
Imagen: Dmitry Grigoriev
Escribe tu respuesta