Se necesitan profesores de futuro

H.G. Wells, reconocido futurista y visionario, anticipó en su obra tanto de ficción como de no ficción muchas de las consecuencias del desarrollo tecnológico y la innovación, y algunos acontecimientos clave del siglo XX, como la bomba atómica o la Wikipedia (el cerebro del mundo).

Con la publicación de Anticipaciones en 1901, se convirtió en uno de los primeros escritores en examinar con rigor las repercusiones en la sociedad del cambio tecnológico. Algunos le consideran el primer futurista (o con más propiedad, el primer practicante de lo que más adelante se denominarían estudios del futuro).

Por supuesto, también erró en algunas de sus previsiones y anhelos. Los marcianos todavía no nos han invadido y estamos lejos del estado global que anticipó en una moderna utopía como forma de reconciliar el progreso con la estabilidad política.

En 1932, escribió un ensayo para la radio en el que manifiesta claramente su preocupación por las consecuencias de los cambios que el desarrollo tecnológico traerá y la falta de previsión con que se afrontan. Lo tituló «Se buscan profesores de Previsión»(1) . La situación que describe, razonando a propósito de la supresión de la distancia que habían hecho posible los medios de transporte y comunicación, y la pasividad con que se recibían los cambios, no difieren mucho de las del momento actual, casi cien años después:


Cuando era estudiante, hace medio siglo, solíamos hablar de la abolición de la distancia a raíz de los triunfos relativamente recientes del telégrafo, el barco de vapor o el ferrocarril. Algunos de nosotros ya sabíamos de la posibilidad de la radio, pero nadie creía que viviríamos para comprar un billete y volar alrededor del mundo. Lo más veloz que había en las carreteras eran las bicicletas, y la televisión parecía una fantasía irrealizable.

Durante toda mi vida he visto como la abolición de la distancia ha llegado a ser más y más completa (…) No hará falta que pase otro medio siglo para que todo el mundo esté, por así decirlo, al otro lado de la puerta. No lo dudéis. Todo esto es maravilloso (…) Pero ahora quiero llamar la atención sobre algo aún más extraordinario, algo que aún no hemos hecho.

Me resulta extraño que habiendo miles y miles de profesores y cientos de miles de estudiantes de historia trabajando sobre el pasado, no haya ni una sola persona en ningún lugar con un trabajo a tiempo completo dedicado a estimar las consecuencias futuras de los nuevos inventos y los nuevos dispositivos. No hay un solo profesor de previsión en el mundo. Y me pregunto ¿por qué? Todas estas cosas nuevas, estos nuevos inventos y nuevas capacidades que se van acumulando, vienen plagadas de posibles consecuencias y, sin embargo, es solo después de que algo nos haya golpeado con fuerza cuando nos planteamos tratar con ello.

Fijaos lo poco preparado que estaba nuestro mundo para el automóvil. El automóvil debería haber sido previsto a principios de siglo. Era inevitable. Estaba claro que se abarataría y masificaría. (…) que alteraría la distribución de la población y congestionaría nuestras ciudades. ¿Hicimos algo para anticipar alguna de las consecuencias del automóvil antes de que llegara?

No hicimos nada hasta que las carreteras se bloquearon, nada para adaptar los ferrocarriles ante este nuevo medio de transporte hasta que los ferrocarriles se vieron sobrepasados y entraron en bancarrota. Todavía tenemos que poner al día nuestras leyes para poder tratar con este nuevo bandido con motor. A eso es a lo que me refiero con la necesidad de previsión.

Necesitamos organizar la prospectiva sobre estos asuntos con suma urgencia (…) porque ¿cuánto tiempo creéis que pasará antes de que sea posible embarcar un paquete de explosivos o gas venenoso, material incendiario o cualquier otra cosa pequeña de ese tipo y enviarlo por el aire hasta cualquier lugar previamente elegido en el mundo y dejar caer su carga? Por mi parte, no creo que vaya a pasar demasiado tiempo antes de que esto sea posible.

Todavía no hay profesores de previsión, y yo soy solo un aficionado. Pero permitidme sacar una conclusión clara de la emisión de esta noche. Debemos hacer las paces con todo el mundo, hacer un estado mundial (…) con una moneda, una policía, un discurso y una voluntad únicos, por difícil que parezca esa tarea. O no nos quedará más remedio que prepararnos para vivir con la voz del extraño en nuestros oídos, con los ojos del extraño en nuestros hogares, con el cuchillo del extraño constantemente en nuestras gargantas, con miedo y en peligro de muerte, vecinos y enemigos con el resto de nuestra especie. (…)

¿No habrá previsión hasta que las bombas comiencen a caer sobre nosotros?

H. G. Wells. Wanted – Professors of Foresight! (mi traducción)


No haría falta un gran esfuerzo para retocar el discurso y lanzarlo de nuevo a las ondas, sin dar más detalles, al más puro estilo Orson Welles…

Qué poco hemos aprendido y qué poco hemos cambiado en los últimos cien años… Sin duda, necesitamos profesores de futuro (y también de estupidez).

____________________

(1) Wanted – Professors of Foresight! Foresight, literalmente previsión, es una de esas palabras que, en realidad, son imposibles de traducir sin perder buena parte de sus connotaciones. Lo mismo que «future studies» no queda adecuadamente capturado por «estudios de o del futuro» (y mucho menos, futurología o similares). Por alguna razón, el inglés tiene contornos más suaves que el castellano.

Imagen: Christopher Lloyd en Regreso al futuro (1985)

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